Cada vez puede encontrarse gente que se hace su propia semilla de variedades, a pesar de las leyes cada día más restrictivas que nos tratan como delincuentes, por recuperar viejas variedades o simplemente por hacerse la semilla uno y no depender de nadie. La producción de nuestras propias semillas es la mejor manera de preservar y mejorar la diversidad de especies que producimos en nuestra huerta, con sus consiguientes ventajas.
Pero un caso diferente sucede cundo queremos obtener semillas de variedades híbridas. Las semillas híbridas sí dan fruto capaz de reproducirse, el problema es
que el híbrido al provenir de dos lineas parentales distintas la
descendencia de este no se parece a la planta híbrida original. De todas
formas, hay un proceso que se llama deshibridación, que consiste en ir
seleccionando las plantas que más se parezcan a la planta híbrida
original, aunque es un proceso largo y tedioso.
Pero porque no intentarlo...
Eso si, acordaros que todas las semillas deben ser guardadas en ambientes secos y frescos, en
frascos bien cerrados o en bolsas de papel identificadas con la fecha de
recolección y variedad que se trata.
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