
Empezar siempre es un momento especial en cualquier actividad. En el huerto este momento suele coincidir con la siembra de la semilla.
Realizar un semillero tiene dos ventajas importantes: reduce el tiempo de cultivo y permitimos que la hortaliza empiece con ventaja respecto a las malas hierbas que pueden hacerle la competencia. El inconveniente más importante es que el semillero es delicado y que algunas plantas pueden tener problemas durante el trasplante ya que no toleran este por tener raíces delicadas.Algunas hortalizas como la zanahoria o el rábano no se suelen hacer de semillero por que es fácil que se dañen durante el trasplante, otras especies son muy resistentes al trasplante, por ejemplo la lechuga o las coles, y tradicionalmente se trasplantaban a raíz desnuda. Otras plantas como el calabacín, la sandía o el pepino son más sensible al trasplante y solo se puede hacer semillero en un taco de sustrato o un contenedor que nos permita trasplantarlo con la raíces enteras.
¿Cuanto debemos enterrar la semillas?Una norma general es que la semilla se tiene que enterrar entre una y dos veces su diámetro. Si se siembra demasiado profundo le costará mucho salir, en cambio, si se siembra muy superficialmente puede ser que la semilla se seque y no germine
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