La poda de esta especie debe realizarse para obtener frutos de calidad y eliminar las partes envejecidas de la planta. La mejor época para podar es el otoño. Se parte de planta enraizada de dos años y se pueden realizar dos tipos de poda:
a) Poda muy controlada, semejante a la de los groselleros rojos, indicada para formaciones en tronco y cordón vertical. Es la aconsejada para la producción de frutos para consumo directo, pues éstos son grandes y de más fácil recolección.
Primer año: Después de la plantación, se despuntan las 3 ó 4 ramas a la mitad (al menos 3 ó 4 yemas), procurando dejar las yemas terminales hacia el interior y verticales (ver figura 1).
A fines de otoño, se seleccionan las ramas mejor situadas para formar la parte permanente del arbusto. Cortar estas ramas a la mitad, dejando sus yemas terminales hacia el interior y verticales. Eliminar las ramas laterales de la zona central y los chupones de la base del tronco (ver figura 2).
Segundo año y sucesivos:
En el verano se deberán cortar a unos 10 cm las ramas no deseadas y mal situadas, con el objeto de preparar la planta para una mejor recolección. No se tocarán las ramas principales (ver figura 3).
Produce más frutos, pero más pequeños. Se aconseja, cuando el destino de la producción sea la elaboración de productos derivados (Jaleas, mermeladas y zumos).
Primer año: Se procede exactamente igual que en el caso de poda muy controlada.
Segundo año: En otoño, cortar a la mitad las ramas principales, con tendencia a dejar las yemas terminales hacia arriba. No despuntar las ramas laterales. Eliminar las ramas enfermas, débiles o que se cruzan (figura 5).
Tercer año y sucesivos: En otoño eliminar las ramas que vayan a dificultar la recolección, así como aquellas que ya hayan fructificado, dejando para la nueva cosecha los brotes del año anterior. Eliminar las ramas enfermas, débiles o dañadas (figura 6).
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